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Traducción: Alejandro González, Ana Leal y Diego Seguí (Hláford)
Noviembre de 1999


Grey as a mouse,
Big as a house,
Nose like a snake,
I make the earth shake,
As I tramp through the grass;
Trees crack as I pass.
With horns in my mouth
I walk in the South,
Flapping big ears.
Beyond count of years
I stump round and round,
Never lie on the ground,
Not even to die.
Oliphaunt am I,
Biggest of all,
Huge, old, and tall.
If ever you'd met me
You wouldn't forget me.
If you never do,
You won't think I'm true;
But old Oliphaunt am I,
And I never lie.
                                              Tan gris como un ratón,
enorme cual mansión,
la nariz de culebra,
mi pie la tierra quiebra.
Si avanzo por el pasto,
los árboles aplasto.
Con cuernos por caninos,
por sureños caminos
llevo mis orejotas.
Desde épocas remotas
yo camino sin rumbo
pero nunca me tumbo,
ni aun agonizante.
Yo soy el Olifante,
y entre todos resalto,
tan grande, viejo y alto.
Si logras encontrarme,
no podrás olvidarme.
Y aunque si no me has visto
no admitirás que existo,
soy el viejo Olifante:
la verdad ambulante.

Éste es el poema que recita Sam en SA:4:III:72. A diferencia de otros poemas del libro, éste nunca parece haber estado desligado de la Tierra Media, sino que se compuso expresamente para ese capítulo (cfr. GA:149).

No obstante, hay que observar que la idea del animal ya había surgido en 1927: ese año Tolkien publicó (bajo el seudónimo de Philologus) en Stapeldon Magazine (Oxford, vol. 7 no. 40) un poema llamado "Adventures in Unnatural History and Medieval Metres: being the Freaks of Philologus (ii) – Iumbo, or, Ye Kind of Ye Oliphaunt", que sin embargo casi no comparte con éste más que el nombre. Era el complemento de la primera versión de Fastitocalón.

El original consiste en una serie de pareados de dos acentos, de cantidad variable de sílabas. Afortunadamente tenemos a Tolkien interpretando a Sam y recitando el poema (completo, ya que es breve – 390 KB):

Grey as a mouse,
Big as a house,
Nose like a snake,
I make the earth shake,
As I tramp through the grass;
Trees crack as I pass.
With horns in my mouth
I walk in the South,
Flapping big ears.
Beyond count of years
I stump round and round,
Never lie on the ground,
Not even to die.
Oliphaunt am I,
Biggest of all,
Huge, old, and tall.
If ever you'd met me
You wouldn't forget me.
If you never do,
You won't think I'm true;
But old Oliphaunt am I,
And I never lie.

Traducción

Aquí se usaron versos heptasílabos, y se buscó la rima consonante, como en los demás poemas de "bestiario" de la serie.

Hay que llamar la atención sobre un juego de palabras entre el verso 12 y el 22: never lie, que se repite, en el primer caso significa "nunca me acuesto", pero sólo de momento. Cuando se repite al final el sentido es totalmente distinto: "nunca miento". Sin embargo, este último verso adquiere este sentido sólo porque está en relación directa con otra frase ambigua que lo antecede: You won't think I'm true significa en primer lugar "no creerás que soy cierto" (es decir, ni nunca has topado conmigo creerás que no existo). Pero puesto en relación con el I never lie "nunca miento" del final, también significa "no creerás que soy veraz" (es decir, no creerás que toda esta descripción que de mí mismo estoy haciendo pertenezca a la realidad). Al terminar diciendo "nunca miento", en cierto modo, puede suponerse un "como ya te dije unos versos más arriba"... ¡sólo que lo que dijo más arriba era "nunca me acuesto"! En castellano es difícil o imposible mantener tantas ambigüedades usando una misma frase. Se experimentó mucho con el último verso:

soy el viejo Olifante...

...en la verdad constante.
...mi rectitud, constante.
...de rectitud constante.
...siempre firme y constante.
...veraz cuanto constante.
...soy la verdad andante.
...la verdad ambulante.
...ni falaz ni menguante.
...soy veraz caminante.
...la rectitud andante.
                el Olifante soy...

...veraz y erguido voy.
...veraz en pie yo voy.
...en pie veraz estoy.
...veraz, erguido estoy.
...sin truco, en pie yo estoy.
...sin truco, firme voy.
...no miento: erguido voy.
...no miento: en pie yo voy.
...sin desviarme voy.
...sin vértigo yo voy.
...y bien nítido estoy.
                Soy Olifante lento:
ni me siento ni miento.

Olifante me cuento:
ni me siento ni miento.

Olifante me siento:
ni me acuesto ni miento.

Evidentemente, los traductores estaban en un laberinto filológico. Valga como muestra de su desesperación una propuesta de versión, afortunadamente abortada, en bajo (ínfero) latín:

Sicut et mus ego pullus,
Sicut et domus sum ingens,
Est mea nassus ut serpens,
Cum ambulo, tremit tellus...

El problema de la verdad y la veracidad del Olifante tampoco es secundario es un contexto mucho mayor. En el capítulo mencionado de Las Dos Torres, donde Sam recita el poema para responder a la pregunta de Gollum ("¿Qué son los Olifantes?"), se da a continuación el siguiente diálogo:

      –Éste –dijo Sam cuando hubo terminado de recitar–, éste es uno de los poemas que se dicen en la Comarca. Puede que sean tonterías, puede que no. Pero te diré una cosa, nosotros también tenemos nuestras historias y noticias del Sur. En los viejos tiempos los hobbits partían de viaje de tanto en tanto. No eran muchos los que regresaban, y no siempre la gente creía lo que decían: noticias de Bree y no tan seguras como las habladurías de la Comarca, como se suele decir. Pero yo he escuchado historias de la Gente Grande de allá lejos, de las Tierras del Sur. Endrinos los llamamos en nuestras historias; y montan olifantes cuando luchan, según dicen. Ponen casas y torres sobre las grupas de los olifantes y se arrojan rocas y árboles unos a otros. Por esto cuando tú dijiste: "Hombres que vienen del Sur, todos de rojo y oro", yo te pregunté: "¿Había algún olifante?", porque si los hay, peligro o no peligro, iré a echar una ojeada. Pero ahora supongo que nunca en mi vida veré un olifante. Tal vez ese animal no exista. –Sam suspiró.
      –No, ningún olifante –repitió Gollum–. Sméagol no ha oído hablar de ellos. No quiere verlos. No quiere que existan.

Sméagol es justamente aquel que "no admitirá que el viejo Olifante existe". Que sepamos, no se ha señalado todavía la relación entre esta actitud y aquel verso fundamental del poema. De todos modos, Jorge Ferro (en Leyendo a Tolkien, pp. 165-6) comenta sobre las distintas reacciones de Sam y Gollum al Olifante:

      Un rasgo fundamental de los "buenos" es, a lo largo de la novela, la apertura del sujeto a lo "otro" en cuanto tal, sin intentar imponerse con violencia. En aquello otro, que no depende de nosotros, hay algo valioso, un sentido que debemos respetar. Tal vez uno de los momentos en que se manifiesta esto con mayor fuerza es en el diálogo que mantienen Sam y Gollum acerca de los elefantes, donde se configura una contraposición de caracteres que encarnan dos actitudes fundamentales opuestas. Sam conserva, a su modo y por encima de lo angustioso de la situación por la que atraviesa, esa capacidad de apertura frente a lo real, una actitud contemplativa, «teorética», que se goza en lo otro en cuanto tal. Gollum, por el contrario, totalmente replegado sobre sí mismo, no puede salir de sí para ir al encuentro de lo otro. [....]
      Observamos en Sam que quiere verlos. Los elefantes le resultan maravillosos, incluso a pesar de los riesgos que pueda entrañar el toparse con ellos. En Gollum, por el contrario, sólo existe la preocupación por la propia seguridad, y no solamente no quiere verlos, sino ni siquiera que existan. Nada que no sea él mismo tiene sentido ni valor.

En realidad, estas consideraciones no preocupaban a los traductores (conscientemente, al menos) cuando tropezaron con el verso. Pero si su desazón por no poder transmitir la riqueza del original es simple casualidad, será una de esas casualidades de la Tierra Media.

Releyendo bestiarios

En Cartas #255, Tolkien afirma que Fastitocalón "no es, como Cat y Oliphaunt, de mi propia invención enteramente, sino una forma reducida y reescrita, para adecuarse a la fantasía de los hobbits, de un ejemplo de los antiguos «bestiarios»". Con esto a la vista podría pensarse que ni Gato ni el poema que en este momento nos ocupa tienen antecedentes en la literatura zoológica medieval.

Sin embargo, siempre hay que estar preparados para hallar una vuelta de tuerca en lo que Tolkien puede decir de sus propias obras. Los bestiarios medievales sí incluyen una importante sección sobre el elefante, como no podía ser menos, y en ellos figura este elemento fundamental del I never lie, aunque radicalmente transformado. Veamos la versión latina atribuida al Obispo Teobaldo (abad de Monta Casino entre 1022-1035):

      Cum parit in magna (ne cadat) extat aqua,
   Non habet unde surgat: quia nunquam crura recurvat.
      Si quia forte ruit, hoc genetrix metuit.
   Dum vult pausare vel somno se recreare
      Incumbit trunco arboris haut modico
   Quam notat atque secat venator et obice celat
      Clamque sedens spectat: dum requiem repetat
   Ille (velut quondam) securus ad arboris umbram
      Dum venit incumbit, cumque ruente ruit.

"Al parir, se mete en el agua, para no caer; no tiene cómo levantarse, pues nunca dobla las piernas. Esto teme la madre, que acaso se desmorone. Si quiere descansar y dormir, se apoya en el tronco de un árbol no pequeño. Cuando el cazador la ve, corta el tronco a medias y la observa escondido; y cuando llega confiado como antes a la sombra del árbol a apoyarse, caen los dos juntos."

La versión del Early English Bestiary (ms. Arundel 292, British Library):

ðanne ge sal hire kindles beren
in water ge sal stonden,
in water to mid side,
ðat wanne hire harde tide,
ðat ge ne falle niðer nogt,
ðat is most in hire ðogt,
for he ne hauen no lið
ðat he mugen risen wið.
hu he resteð him ðis der,
ðanne he walkeð wide,
herkne wu it telleð her,
for he is al unride.
a tre he sekeð to fuligewis,
ðat is strong and stedefast is,
and leneð him trostlike ðer-bi,

                   

ðanne he is of walke weri.
ðe hunte haueð biholden ðis,
ðe him wille swiken,
wor his beste wune is,
to don hise willen;
sageð ðis tre and under-set,
o ðe wise ðat he mai bet,
and hileð it wel ðat he it nes war,
ðanne he makeð ðer-to char,
him seluen sit olon, bihalt,
weðer his gin him out biwalt.
ðanne cumeð ðis elp unride,
and leneð him up on his side,
slepeð bi ðe tre in ðe sadue,
and fallen boden so to-gaddre.

En la tradición del Bestiario, la caída del elefante tiene significado alegórico, a igual que sucede con la historia de Fastitocalón: simboliza el Pecado Original. En la continuación de la historia, el elefante barrita pidiendo ayuda, pero entre todos sus congéneres, grandes y fuertes, no logran socorrerlo, hasta que llega uno más pequeño que lo levanta con ingenio; representa a Cristo, que redime al Hombre Caído. Nada que parezca haber interesado a los hobbits, en todo caso.

De paso, el nombre 'Oliphaunt' también procede de la tradición del Bestiario. Tolkien nos da una clase sobre su etimología cuando aconseja sobre su traducción en la Guía:

Es una forma arcaica de "elefante", usada como "rusticismo", sobre la suposición de que el rumor de las bestias sureñas habría llegado a la Comarca mucho tiempo atrás en forma de leyenda. Este detalle puede mantenerse sustituyendo simplemente la E inicial del nombre común del elefante en la lengua de traducción por O: el significado seguiría siendo lo suficientemente obvio, incluso si esa lengua carece de una forma arcaica similar. En holandés olifant sigue siendo la forma corriente, y así la usa el traductor, pero con pérdida del colorido arcaico. Oliphant en inglés deriva del francés antiguo olifant, pero la o proviene probablemente de formas antiguas del inglés o el alemán: inglés antiguo olfeld, antiguo alto alemán olbenta "camello". Los nombres de animales extranjeros, que se ven rara vez o nunca, a menudo son mal aplicados en el idioma que los toma en préstamo. El inglés antiguo olfeld y el antiguo alto alemán olbenta probablemente estén relacionados en última instancia con el elephant clásico (latín, tomado del griego).

Barritando

Poco después de terminada y publicada la traducción, Hláford se atrevió a ponerle música, y Bungo a grabar una versión. Un malentendido curioso, producto de las distancias físicas y las dificultades técnicas, dio como resultado que el hobbit cantor no identificara cuál de los instrumentos daba la melodía vocal, con lo que su versión fue mucho más que idiosincrática: siguiendo a veces el bajo y a veces el propio instinto, y usando fuentes de sonido midi totalmente distintas de las imaginadas en principio, Bungo produjo una variante prácticamente irreconocible con respecto al original. Sin embargo, a juicio de los pocos que escucharon ambas versiones, el cambio había sido para mejor, así que no se dieron más vueltas al asunto. Queda pendiente una versión del original para que el estudiante pueda corroborar este juicio.

El Olifante de los niños

No tenemos algo así en castellano: una edición ilustrada, para uso educativo, con sólo el texto de este poema. De todos modos, tampoco parece haber tenido demasiado éxito en inglés, por las reseñas que hemos leído.


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